sábado, 14 de julio de 2007

SinGloria

Agonía tendida en la mesa marcada frente a una vista pantano, desolada, de árboles secos. Dolores de panza, de dedo índice, de cabeza... todo contiene frases que se desdibujan cuando dan las seis.
Levantan puentes en el pantano, puentes que llevan a un río. Entre los cortes de la mesa y los edificios nublados-lejanos... estaciona el negro-amarillo taxi.
Me transporto, me subo, me voy
Taxi!! grito. Sacame de aca, de este dolor de cuerpo, de esta presión vacia, del sonido constante del caloventor, de las voces de mujer que cantan frases de memoria, perfectas...
La nada mia que me sube al taxi que me lleva a otras nadas, pero por favor... que no sea esto.
Días terribles, horribles, temibles que hay que volver a vivir, insensibles.
Sueños que me violan, que me corren y me alcanzan y que vuelvo a soñar aunque me suba a ese taxi... que por cierto, se fue... y yo, distraída deletreando palabras, forzando rimas, queriendo belleza en esta mesa sucia, deforme. En este cuadrado gris frente a este otro pantano asqueroso.
Querer embelezar el espacio que me aterra, me traga, mientras el taxi no esta, se fue la perfecta posibilidad de huida, la unica.
Sera que hoy no quiero huir... necesito el desplante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Y si le pusieras un nombre a todas esas nadas no empezarían a dejar de llamarse o ser Nada?
Hay que moldear esos vacíos, para que empiecen a ser tan nuestros, a pertenecernos tanto tanto hasta que no puedan ser más que un huequito del tamaño de una partícula de polvo.